España se ha convertido en el país de la UE con un mayor porcentaje de extranjeros, hasta el punto de que ya representan el 10% de población, superando a países con una larga tradición migratoria en este ámbito, como Francia (9,6%), Alemania (8,9%) y el Reino Unido (8,1%). De hecho, la experiencia cotidiana nos muestra un país cada vez más multicultural y diverso, y en el que, afortunadamente, se está viviendo el fenómeno con naturalidad por parte de los ciudadanos (con excepciones puntuales derivadas de situaciones muy coyunturales), sin olvidar que el mismo se ha producido en un cortísimo plazo de tiempo (de hecho, hace apenas 10 años la población inmigrante reconocida apenas llegaba a los 500.000 extranjeros empadronados, frente a los casi 4 millones actuales.)