El lema clásico del movimiento ecologista durante las últimas décadas era: Piensa global, actúa local. Ahora, sin embargo, ese lema se ha vuelto insuficiente. Necesitamos ir más allá: Piensa global, actúa local y actúa global.

Los muy discretos avances del texto de la Cumbre refuerzan la necesidad de desarrollar iniciativas globales impulsadas por la sociedad civil mundial.

En la Cupula dos Povos, se están desarrollando múltiples "polinizaciones". Oenegés de todo el mundo intercambian ideas para empujar el cambio hacia una nueva economía verde, inclusiva y responsable; combinan las protestas frente a la falta de acción de los gobiernos con la generación de propuestas para organizar una transición hacia una economía baja en carbono.

Allí, en esas tiendas frente al Atlántico, se generan los sueños que germinarán en los próximos años. Los gobiernos, reunidos a muchos kilómetros de distancia, se resisten al cambio necesario. Pero bajo las lonas de la Cupula dos Povos la sociedad civil diseña el porvenir. Hoy, veinte años después de Río92, muchas de las cosas que se apuntaron entonces están poniéndose en marcha por parte de los gobiernos y las empresas. No al ritmo necesario, no con la profundidad debida, pero en la dirección que las oenegés señalaron.

Este viernes, en la las mismas instalaciones de la Cumbre Oficial, se presenta la Unión Global por la Sostenibilidad (UGS). Está formada por empresas, oenegés, Administraciones Públicas subnacionales, centros de investigación- Una iniciativa de la nueva diplomacia cívica global que crece en el planeta para compensar la falta de compromisos concretos. La UGS, frente al superávit de palabras retóricas y el déficit de acciones específica que adornan el texto oficial, ha puesto el acento en las acciones. Para formar parte de la Unión Global el requisito es comprometerse a hacer algo. Ya. Ese es el camino. Es tiempo de actuar.