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Martes 06 de Octubre de 2009
Beatriz Román Alzérreca Chiapas, en el extremo sur de México, dispone de cuantiosos y diversos recursos naturales. La extensión de sus bosques y selvas ubican al estado en el segundo lugar del país en cuanto a superficie forestal y el aprovechamiento de maderas apreciadas. Según "International Service of Piece", en el 2001 la explotación de los yacimientos petrolíferos contribuyen con alrededor de 21% de la producción nacional. Por otro lado, el llamado "petróleo blanco" también es abundante en estas tierras, concentrando el 30% del agua superficial de todo el país. De las más de 10 cuencas hidráulicas en Chiapas, la más importante es la del Río Grijalva, que genera aproximadamente el 54% de la energía hidroeléctrica del país. A todo esto, hay que sumar otros recursos naturales como el café, las frutas tropicales y el gas.

Desde la perspectiva de su riqueza biológica, Chiapas es una de las zonas de mayor diversidad de América. Tanto es así, que aún se desconoce la biodiversidad de Chiapas con exactitud, algunas cifras nos señalan alrededor de 19 biotopos, cerca de 8.500 especies de plantas, 180 especies de mamíferos, 666 especies de aves, 227 especies de reptiles, 92 especies de anfibios y más de 1.200 especies de mariposas.

¿Son estos recursos naturales una bendición para Chiapas? Para los turistas indiscutiblemente un tesoro, no así para la economía local de sus habitantes. Una dotación abundante en recursos naturales en una región o país, en principio, debería ser considerada como una ventaja en términos de desarrollo, sin embargo, hoy en día este rasgo estructural moldea un estilo de desarrollo con un desempeño a largo plazo poco satisfactorio. ¿Puede ser posible? Si. Existe un curioso fenómeno que los economistas denominan la maldición de los recursos, llamado así porque, en general, los países o regiones con grandes reservas de recursos naturales obtienen peores resultados que donde escasean. Las sendas de desarrollo y los términos de intercambio en el mundo han cambiado y hoy en día los países se han enriquecido en base a la industrialización y a agregarle valor a los recursos naturales, factores estos mucho más lucrativos en la economía del conocimiento del siglo XXI.

No por nada, de acuerdo al índice de desarrollo humano (calculado a través de la esperanza de vida, la educación y PIB per cápita), Chiapas se encuentra en el último lugar de México con un 0.693. Asimismo, según Conapo (2005) tiene la mayor tasa de analfabetismo (21%), de población sin educación primaria (42%), de viviendas sin agua entubada (26%), de hogares con algún nivel de hacinamiento (60%) y con piso de tierra (33%) en el país.

En este contexto, las propuestas y soluciones son variadas y desde múltiples ámbitos de acción, los cuales requieren una gran apuesta política, económica y social de gobierno, que posiblemente haya que esperar sentados. No obstante, el ecoturismo se presenta como una alternativa de desarrollo que sí puede considerar los recursos naturales de Chiapas como una bendición. No pretende ser la panacea a todos los problemas pero si presentarse como una buena opción para resolver la pobreza, marginación y migración que tanto persiguen a este estado. Además, es una actividad que depende de sus recursos, lo cual genera incentivos para su protección y compatibilidad con otras actividades productivas responsables que se están realizando en la zona, como el café de conservación, la extracción sostenible de palma, la agricultura orgánica, la reforestación, entre otras.

Es tiempo de actuar

Es el momento de dejar de pensar que puede hacer el planeta por ti y pensar qué puedes hacer tú por el planeta.

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