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Sábado 04 de Junio de 2011

Por Cristina Monge - Directora de Proyección Externa de Ecodes

Las múltiples crisis que estamos viviendo pueden conceptualizarse como una crisis de sostenibilidad. Es decir, una crisis económica, social y ambiental. Occidente ha alimentado los mercados financieros convirtiéndolos en un monstruo capaz de echarle un auténtico pulso a la democracia; el 20% de la población mundial dispone del 80% de la riqueza; y el planeta da síntomas inequívocos de estar entrando en un callejón sin salida.

Mañana celebramos el Día Mundial del Medio Ambiente unos días después de que la Agencia Internacional de la Energía haya advertido que las emisiones de gases de efecto invernadero están alcanzando récords históricos, lo que hará imposible detener el incremento de la temperatura a más de 2°C, con efectos catastróficos para el planeta y para la vida.

Estos datos, así como la idea de Cambio Climático que tantos estudios, informes y conferencias internacionales genera, no son más que el síntoma del fracaso de un modelo de vida, de producción y consumo, que ha olvidado que la base sobre la que debe construirse es la biosfera, con los límites que ello conlleva. Obviar esto nos lleva a generar unas prácticas depredadoras de recursos, cortoplacistas, incapaces de mirar más allá de la satisfacción inmediata de unas necesidades muchas veces creadas de manera artificial e interesada.

Hasta aquí, un breve repaso del diagnóstico, colectivamente elaborado, que en diferentes contextos y entre personas de procedencia ideológica muy distinta, empieza a ser ya objeto de consenso y, en cierta manera, incluso un "lugar común".

Pero flaco favor le haríamos al planeta y a nosotros mismos, si nos quedáramos aquí. Y si bien la caracterización de la situación es algo compartido en amplios círculos, cuando nos ponemos a hablar de las soluciones y las vías de futuro, comienzan los matices y las discrepancias.

Salir de esta crisis de sostenibilidad implica tener buenas dosis de audacia y valentía, así como ejercer un liderazgo capaz de poner en valor y desarrollar la inteligencia colectiva. Todo esto supone pasar de una visión "blanda" del concepto de sostenibilidad, a una idea integral e integradora del conjunto de las políticas. Los gestos de cada ciudadano al comprar electrodomésticos de bajo consumo energético, cerrar el grifo al lavarse los dientes o reciclar en los debidos contenedores, son imprescindibles. Pero no suficientes. Porque la crisis que estamos viviendo es de un calado tal, que sólo podremos salir de ella si cuestionamos, repensamos y cambiamos de manera integral nuestro modo de vida: Ya no basta con promocionar la "energía verde"; es el momento de cambiar el modelo energético, cerrando las nucleares y recuperando, en el caso de España, el liderazgo en materia de energías renovables. De la misma manera que ya no se trata de consumir productos ecológicos, más eficientes o de mayor calidad, sino que es hora de consumir menos.

Obviamente, estos caminos nos adentran por lugares desconocidos para un capitalismo que tras su fase de producción y consumo, se ha caracterizado como un capitalismo "financiero" o especulativo, que necesita del crecimiento continuo para mantenerse en pie. Un crecimiento, por otro lado, tan depredador como irreal. Los hechos así lo atestiguan.

Como vivimos en sociedades complejas donde las decisiones, para ser eficaces, ya no pueden tomarse de manera unilateral, necesitamos líderes capaces de generar mecanismos de inteligencia colectiva y movilizar todos los recursos necesarios para imprimir el giro a todo un modelo de desarrollo. Y todo esto, con el sentido de urgencia que requieren los grandes cambios.

No hay atajos, por tanto, para salir de esta crisis, pero sí hay una gran oportunidad para repensar nuestro modelo de desarrollo, de producción y consumo, por la vía de la sostenibilidad. Es el momento de dar la vuelta a la situación y establecer una nueva relación con el planeta que nos lleve a la reconciliación. Es hora de actuar.

Fuente: El Periódico de Aragón

Es tiempo de actuar

Es el momento de dejar de pensar que puede hacer el planeta por ti y pensar qué puedes hacer tú por el planeta.

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