Los medios de comunicación están aportando en los últimos días informaciones muy relevantes acerca de los promotores de Gran Scala. Lamentablemente estas noticias confirman los temores que manifestamos en nuestra declaración inicial sobre el proyecto.

Sobre los promotores de Gran Scala se están acumulando muchos indicios. Todos convergen en una reflexión: no son adecuados para impulsar un gran proyecto empresarial con un exultante apoyo público. Su currículo empresarial anterior parece albergar crecientes zonas de sombras. Numerosas razones llevan a pensar que los antedichos promotores carecen de la idoneidad mínima para promover un negocio de tal magnitud. Antes había dudas sobre este punto. Ahora ya hay certezas.

Aflora también una idea en la opinión pública: el gobierno ha sido muy imprudente en “casarse” de una forma tan notoria con unos promotores cuyo pasado desconocía. Conocer bien el currículo de los promotores de un proyecto es el abc de cualquier colaboración empresarial, de todo préstamo que realiza cualquier entidad financiera….No se hizo. Es mas se desoyeron ningunearon las voces que lo pidieron, entre ellas la de nuestra fundación.

Ahora es el momento de una rectificación radical. El Gobierno de Aragón no debe dar ni un paso más en su apoyo a Gran Scala, debe congelar ese apoyo, hasta aclarar la integridad y probidad de sus promotores. Lo que debió hacerse con tiempo y discreción, antes de publicar a bombo y platillo su entusiástico compromiso , debe de hacerse ahora con rapidez y transparencia, con luz y taquígrafos.

El gobierno de Aragón es el garante de la “marca “Aragón. Es una de las tareas claves de cualquier gobierno: cuidar la reputación de su “marca”. Ahora esa “marca” está sufriendo un grave quebranto. Puede ir a peor. No es impensable que acabemos quedando ante el mundo como una tierra de gente excesivamente crédula, dicho con la menor acritud posible.

El gobierno debe dar un golpe de timón. Debe volver a poner la brújula donde debió estar siempre y dejar de mantener un compromiso a ciegas con los promotores de Gran Scala. Aragón se ha desarrollado sin Gran Scala hasta ahora. Lo puede seguir haciendo.

Aragón necesita su reputación para avanzar. Para los aragoneses, porque nos da autoestima. Para los foráneos, porque genera confianza, la urdimbre de cualquier desarrollo económico y social. Ahora el Gobierno de Aragón debe poner toda la atención en cuidar la “marca” Aragón. Esa atención exige que deje ya manifestar una fe ciega en los promotores de Gran Scala sobre los que parece ignorar tantas cosas.

Ahora, que el final está cerca, volvamos al principio.