La decisión de cerrar esta central tiene un importante valor simbólico, ya que sería la primera instalación en cerrarse y sería una clara señal de la apuesta por la sostenibilidad de este gobierno en materia energética. De no producirse este cierre, sin embargo, se estaría incurriendo en una seria contradicción respecto a las intenciones declaradas por el Gobierno.
En momentos de una crisis económica y ambiental como la que estamos viviendo, nos parece fundamental que el giro hacia la sostenibilidad se produzca también en el ámbito energético, apostando firmemente por las renovables, y descartando aquellas tecnologías que presentan enormes riesgos para la salud y el medio ambiente, como son las nucleares.
Animamos, por tanto, al Gobierno español, a cerrar la central nuclear de Garoña y a mantener el liderazgo que nuestro país ostenta en materia de energías alternativas, tanto por parte del sector público como de empresas que están invirtiendo en el sector.