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Jueves 22 de Octubre de 2009
Jordi Sevilla fue Ministro de Administraciones Públicas en la pasada legislatura y en la actualidad preside la Comisión Parlamentaria para el Cambio Climático, cuyo objetivo es trazar una estrategia de actuación frente al calentamiento global.

Fuente: Ser Responsable

Veo que usted no sigue la estela del ministro de Industria, Miguel Sebastián, y continúa con la corbata puesta

Con corbata o sin corbata hay que tener siempre en cuenta la responsabilidad personal con el medio ambiente. Hay que ir más allá de la anécdota. El ministro Sebastián ha hecho un buen gesto, que va servir para concienciar sobre la importancia del ahorro energético. Es bueno que uno haga prueba pública de sus convicciones. Que el ministro hay decidido quitarse la corbata como reflejo de toda una concepción política y de responsabilidad medioambiental está bien y es muy oportuno.

España está muy lejos de alcanzar los objetivos de Kioto. ¿Qué se está haciendo mal?

España entró un poco a traspiés en los objetivos de Kioto. El Gobierno que había entonces (Partido Popular) firmó los compromisos pero luego se fue de vacaciones. Durante mucho tiempo no se hizo ni la asignación de emisiones ni la regulación del mercado de derechos. Se ha tardado mucho en poner en marcha el mecanismo que hacía posible cumplir Kioto. Después, en la anterior legislatura, la ministra Narbona puso en marcha todas estas medidas tan necesarias, pero lo cierto es que había pasado mucho tiempo y la realidad nos había superado. Lo que se ha hecho mal es tardar mucho en hacerlo viable y en transmitir a las empresas y a la sociedad que el compromiso iba más allá de la firma de un acuerdo o de una política exclusivamente propagandística.

¿Cuál es el objetivo de la Comisión Parlamentaria para el Cambio Climático que usted preside?

Es muy importante que por primera vez tengamos una Comisión Mixta (Congreso y Senado) para analizar el cambio climático y las políticas para combatirlo. Nos debemos felicitar todos porque es una iniciativa de todas las fuerzas parlamentarias y, por tanto, es mérito de todo el mundo. La Comisión debe ser, en primer lugar, caja de resonancia de todo lo que en España está moviéndose en torno al cambio climático. Nos da la sensación de que hay muchos esfuerzos pero muy dispersos. Necesitan un polarizador, un punto de referencia que unifique todas las labores de investigación y difusión, todos los conocimientos que se están realizando en la lucha contra el cambio climático. En segundo lugar, queremos incrementar el nivel de conocimiento sobre las consecuencias que el cambio climático puede tener en España. Se trata de españolizar el análisis del posible impacto del cambio climático. Y, por último, sentar las bases de las oportunidades que también se abren, puesto que frente al cambio climático hay un desafío tecnológico muy importante. Al final se elevarán un conjunto de recomendaciones al Gobierno, a las comunidades autónomas, empresas, ciudadanos, asociaciones... Es necesario incrementar la conciencia y mejorar nuestra contribución en la lucha contra el cambio climático

¿Y qué papel van a jugar las renovables?

Claramente un papel fundamental. Por eso decía que hay un desafío tecnológico en el que España puede estar en la punta de lanza. La energía hidráulica, la eólica o la solar son nuevas energías cuyo desarrollo tecnológico todavía tiene mucho recorrido por delante. Es cierto que se ha hecho mucho en muy poco tiempo pero todavía hay un largo camino por delante. Tenemos compañías españolas muy bien posicionadas. Hay que tener en cuanta esa faceta de las oportunidades y no sólo de los riesgos. Las energías renovables juegan un papel fundamental .Tenemos que consumir menos energía y la que consumimos tiene que ser distinta al carbón. Creo que está sociedad puede seguir viviendo muy bien consumiendo menos energía. Las políticas de ahorro de consumo energético y las tecnologías que conllevan eficiencia todavía están por venir. Debemos aspirar a que, en un futuro no muy lejano, el 50% de la energía que consumamos proceda de fuentes renovables, es decir, de energías que no se agotan en su propio uso.

Un país con la dependencia energética de España, ¿puede seguir dando la espalda a la energía nuclear?

Soy partidario de que se produzca un debate sobre la energía nuclear. Hacer un anatema sobre ese debate sería un error. Nosotros tenemos energía nuclear y el Gobierno no va a cerrar las centrales. Se va a agotar la vida útil de unas centrales que cada vez más la tecnología permite que vayan alargando su vida y acabamos de firmar acuerdos con Francia para importar energía nuclear de Francia. Por tanto, el debate ha de producirse. Estamos hablando de una energía que ya no es la de Chernobil. Sigue planteando problemas hoy por hoy irresolubles como el de los residuos, pero asumiríamos un riesgo excesivamente elevado si ni tan siquiera somos capaces de mantener un debate franco, abierto y claro sobre los pros y contras de la energía nuclear. El debate se tiene que propiciar.

La Comisión para el Cambio Climático puede ser un buen marco para plantear el debate nuclear

Sólo en la medida en la que hay personas que vinculan la energía nuclear con el cambio climático, dado que es una energía que tiene otro tipo de efectos secundarios pero la emisión de CO2 no es uno de ellos. La Comisión no debe ser el sitio para abordar este debate en toda su amplitud pero sí estará presente.

El Gobierno por fin ha reconocido que estamos en crisis. ¿Cómo puede afectar el bache económico al desarrollo y consolidación de la RSE?

En las dificultades es donde se conoce el compromiso de las empresas con la Responsabilidad Social. Cuando es difícil hacerlo es cuando uno calibra si de verdad te lo has tomado en serio. En los momentos de dificultades económicas es cuando se debe exigir con más fuerza Responsabilidad Social a las empresas, especialmente en lo que afecta a los trabajadores. La crisis, lejos de ser una excusa para poner en suspenso las políticas de RSE, es una oportunidad para ver cuáles se lo han tomado en serio porque creen en ello y cuáles han querido hacer marketing de algo que está de moda.

Usted ha sido ministro de Administraciones Públicas. ¿Cómo se deben fomentar las administraciones la RSE?

En primer lugar, las administraciones públicas tienen que ser ellas mismas responsables y elaborar sus propios códigos. Yo elaboré y conseguí que el Ejecutivo aprobara lo que a mí me gusta llamar el Código de Buen Gobierno del Gobierno. No estamos hablando de lo que es legal o ilegal; eso ya está establecido. Estamos hablando de comportamientos éticos. Comportamientos que pueden ser legales pero reprobables. Las administraciones tienen que empezar por dar ejemplo. Es verdad que nosotros elaboramos el Código de Buen Gobierno, pero posiblemente no fuimos suficientemente imitados por otras administraciones .En segundo lugar, creo que la administraciones públicas deben impulsar la filosofía de la Responsabilidad Social, entendida como compromisos públicos, explícitos y que premian o sancionan, pero que son asumidos voluntariamente.

¿Y usted que opina sobre el Consejo Estatal de la RSE?

(Antes de responder se produce un largo silencio) No sé si montar ese Consejo fue la mejor idea. Esto me va a generar algún problema con algunos compañeros y amigos pero yo creo que el papel de la Administración tiene que ser firme, claro, visible, pero secundario. Tenemos que estar en segunda línea. Yo pediría un papel más discreto, más en segundo fila, de las administraciones públicas. A mí me hubiera gustado más un consejo distinto, con mayor autorregulación por parte de las empresas y la los interlocutores sociales y con una presencia del Gobierno casi simbólica.

¿Y cree que es posible reconducirlo? ¿Y que esto podría hacerlo el Ministerio de Industria?

No lo sé. Evidentemente, me da la impresión de que en estos momentos el Consejo está varado en la arena de la playa y un poco parado. Si alguien -Miguel Sebastián podría hacerlo perfectamente y el ministro Corbacho también- lo retoma en un sentido de ir fomentando e incentivando, posiblemente permitiría que vaya cogiendo vuelo propio y me parecería perfecto.

Es tiempo de actuar

Es el momento de dejar de pensar que puede hacer el planeta por ti y pensar qué puedes hacer tú por el planeta.

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