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Martes 28 de Noviembre de 2006
La Conferencia de las Partes de la Convención de Basilea sobre el control de residuos peligrosos que comienza en Nairobi ha abierto sus puertas con un llamamiento a la solidaridad internacional con los países más pobres, incapaces de gestionar sus desechos tóxicos.

Fuente: El Mundo

"Los países en vías de desarrollo no tienen capacidades para gestionar los residuos peligrosos. Ellos deben reconocer esta falta de experiencia y de herramientas, pero también es necesaria la solidaridad internacional", dijo la ecologista keniana Wangari Maathai, Premio Nobel de la Paz 2004, que participó en la inauguración del encuentro.

Maathai dijo que "debería ser un crimen" para cualquier país no preparado permitir la importación de residuos peligrosos y que cabe preguntarse qué precio paga la salud de los ciudadanos por la irresponsabilidad de algunos gobiernos.

"El reciente vertido tóxico que el pasado agosto afectó a Costa de Marfil demuestra lo difícil que es luchar contra este problema y es un ejemplo de la vulnerabilidad de países pobres", añadió Maathai.

El caso marfileño fue citado reiteradamente por todos los ponentes, también como muestra de que a la Convención de Basilea le falta mucho camino por hacer para lograr que se cumplan sus disposiciones.

"La Convención no sólo no ha podido cumplir sus objetivos iniciales, sino que se enfrenta a desafíos nuevos y crecientes. Lo confirma la dramática situación planteada en Costa de Marfil", dijo el ministro de Medio Ambiente uruguayo y presidente saliente de la Conferencia de las Partes, Mariano Arano.

El desastre sucedió cuando una compañía local de eliminación de desechos industriales vertió en varios sitios de Abiyán, tras descargarlas de un buque panameño fletado por una compañía holandesa, unas 500 toneladas de lavazas de petróleo y detergente, y la nube tóxica resultante causó diez muertos y alrededor de 100.000 intoxicados.

"Este caso nos recuerda que incluso las mejores leyes son sólo fuertes si se ponen en pie mecanismos para asegurar su cumplimiento y si los gobiernos están dispuestos a actuar", dijo el director ejecutivo del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA), Achim Steiner.

Representantes de más de 120 gobiernos asisten en Nairobi al encuentro, que se prolongará hasta el viernes y en el que tendrá gran protagonismo la llamada "basura electrónica".

Entre veinte y cincuenta toneladas métricas de basura electrónica -como se denomina a los restos de ordenadores obsoletos, teléfonos móviles y otros aparatos electrónicos- son generadas en el mundo cada año, informó el PNUMA.

Según la coalición de organizaciones no gubernamentales Red de Acción de Basilea (BAN), África se ha convertido en el mayor receptor mundial de equipamiento electrónico obsoleto, y sustancias que integran los aparatos electrónicos como plomo, cadmio y mercurio que pueden ser muy contaminantes si no se eliminan adecuadamente.

Ratificada por más de 160 países y en vigor desde 1992, la Convención de Basilea sobre el Control de Movimientos Trasfronterizos de Desechos Peligrosos y su Eliminación tiene por objeto proteger la salud humana y del medio ambiente de los efectos adversos derivados de la producción, transporte y eliminación de residuos peligrosos.

El tratado regula desechos tóxicos, venenosos, explosivos, corrosivos, inflamables e infecciosos.

Además de la cuestión de la basura electrónica, otros asuntos que coparán la agencia de la reunión son el problema que plantea el desguace de barcos viejos, que pueden liberar sustancias peligrosas a la naturaleza, y la creación de mecanismos financieros que ayuden a que se pueda cumplir el tratado.

Es tiempo de actuar

Es el momento de dejar de pensar que puede hacer el planeta por ti y pensar qué puedes hacer tú por el planeta.

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