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Domingo 20 de Julio de 2003

La semana pasada se celebraba en Amsterdam la primera reunión del consejo de Global Reporting Initiative (www.globalreporting.org). Global Reporting Initiative (GRI), es una organización que, bajo el paraguas del Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas, ha venido elaborando en los últimos años un estándar globalmente aceptado para la elaboración por parte de las empresas de memorias anuales sobre responsabilidad social corporativa. El estándar ha sido auspiciado por grandes empresas, como BASF, General Motors o Shell; instituciones académicas, como la universidad de Harvard; y organizaciones sociales, como Amnistía Internacional. Dos organizaciones españolas, Telefónica y Fundación Ecología y Desarrollo, están presentes en el consejo de esta organización.

La elaboración de memorias de sostenibilidad, o responsabilidad social corporativa, supone para las empresas el dar cuenta de sus relaciones con los grupos de interés concurrentes en su actividad, como empleados, clientes o el medio ambiente; también supone el dar cuenta de las dimensiones económicas, sociales y medioambientales de sus actividades, procesos y productos. La transparencia informativa en materia de responsabilidad social corporativa viene ganando impulso en los últimos tiempos; de hecho, a día de hoy, algo más de un tercio de las mayores compañías del mundo, de acuerdo a los rankings de Fortune, han mostrado su apoyo o elaboran memorias de acuerdo al estándar propuesto por Global Reporting Initiative; no sólo eso, sino que las prácticas más avanzadas en materia de gobierno corporativo, como las recogidas en códigos como el King Sudafricano, o las recientes reformas legislativas en Francia y el Reino Unido, animan a las compañías cotizadas a elaborar este tipo de memorias. También los mercados financieros, donde el análisis de las prácticas en materia de responsabilidad social corporativa parece llevar camino de convertirse en rutinario, comienzan a exigir políticas de transparencia informativa. Prueba de ello es la proliferación de índices selectivos, como FTSE4GOOD o Dow Jones Sustainability Group Index, que sólo admiten como constituyentes a aquellas empresas que acreditan determinadas prácticas sociales o medioambientales.

A pesar de todo, la elaboración de memorias sociales y medioambientales por parte de las empresas es todavía algo novedoso; nada sorprendente, también fue novedad en su día la obligación de elaborar de información financiera por parte de las empresas; de hecho, hubo que esperar hasta el descalabro bursátil de 1929 para que las empresas estuvieran obligadas a presentar información económico-financiera de manera regular. Antes, la salud financiera de una compañía era considerada puramente un asunto privado; con el transcurrir de la crisis, se entendió que el disponer de información regular era condición imprescindible para la protección al inversor. Algo similar parece estar sucediendo en los últimos tiempos con la información social y medioambiental; desde finales de la última década viene creciendo la sensación de que las prácticas sociales y medioambientales de las compañías constituyen un buen indicador acerca de la calidad en la gestión y gobierno de una empresa; siendo así, se ha incrementado de forma notable el escrutinio de los mercados sobre las prácticas de las empresas en materia de responsabilidad social corporativa. Éstas, por su parte, han comenzado a dar respuesta reforzando sus prácticas de transparencia informativa, emitiendo información utilizando el estándar propuesto por Global Reporting Initiative. Este estándar facilita el escrutinio de los mercados, ya que permite la comparación de las prácticas sociales y medioambientales de las empresas.

La historia de Global Reporting Initiative está jalonada de éxitos; al respaldo mostrado por el propio Kofi Annan, por gobiernos como el canadiense o el francés, por analistas financieros internacionales, y por una buena parte de las mayores compañías del mundo, se une el de organizaciones como el International Corporate Governance Network (www.icgn.org), organización de referencia en materia de gobierno corporativo, o la propia OCDE.

Parece claro que los mercados, los reguladores, y las propias empresas, comienzan a considerar la información social y medioambiental, junto con la financiera, necesaria para que inversores y otros grupos de interés se formen una imagen fiel de las compañías. España, afortunadamente, no ha escapado a esta tendencia, de hecho se podría decir que la elaboración de memorias por parte de compañías españolas cotizadas está disfrutando de un boom; hace un año apenas se podían encontrar memorias de empresas españolas elaboradas de acuerdo a Global Reporting Initiative; en la actualidad, las compañías españolas más avanzadas han comenzado a andar el camino, lideradas INDITEX o Telefonica. Al igual que en 1929, los tiempos cambian; en este caso, también a mejor.

Ramón Pueyo
Economista
Fundación Ecología y Desarrollo
ramon@ecodes.org

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