Tal vez por un exceso de rosa (o de verde); por la ausencia en las memorias medioambientales o de sostenibilidad de datos sobre objetivos no alcanzados y de puntuales incumplimientos de los estándares sociales, laborales y medioambientales a los que cada vez más empresas se adscriben; y también porque en ocasiones los datos y la jerga empleada son incomprensibles. ¿Acaso la implantación de un código de conducta y otras políticas formales sobre RSC implica la desaparición inmediata de todos los problemas? Esto es sencillamente imposible. Así lo señala una encuesta a 56 ONGs (dedicadas al medio ambiente, los derechos humanos, y la acción social) recientemente publicada por Burson Marsteller y RoperASW, según la cual una mayoría de las ONGs consultadas encuentran útil la información social y medioambiental publicada por las empresas, pero tan sólo un 44% la consideran creible. Por otro lado, cabe señalar que los autores de la encuesta.informe tampoco gozan de excesiva buena reputación y credibilidad entre determinadas ONGs.

En los últimos días CSR Europe también ha publicado su informe Investing in Responsible Business, basado en una encuesta a analistas financieros, gestores de instituciones de inversión, y responsables de departamentos de relaciones con inversores de toda Europa. Este documento, en general, ofrece una serie de buenas noticias acerca del futuro de la inversión con criterios de sostenibilidad, o inversión socialmente responsable, en Europa. Pero también desvela que analistas y gestores de fondos se muestran insatisfechos con la calidad de la información social y medioambiental ofrecida por las empresas; destacan en este aspecto italianos y españoles.

El mensaje está claro: emitan información completa, sean claros al exponer sus retos y su cumplimiento.

Escrito por Jesús Llaría