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El Informe Alimentación, Medio Ambiente y Salud es la primera publicación de una serie que se elaborará cada año analizando alguno de los temas identificados como de estudio por el programa SCALE de la Unión Europea.

El 18 de junio de 2009 se presentó el estudio 'Alimentación, Medio Ambiente y Salud', en el que se advierte de que la "creciente" contaminación del aire y los alimentos puede afectar a la salud de las personas.

Los expertos que han colaborado en la realización del estudio señalan que ciertos metales pesados como el plomo, el cadmio, el arsénico o el mercurio pueden llegar al organismo por el aire o los alimentos, y su toxicidad puede provocar efectos adversos en el organismo si se produce una exposición en altas concentraciones.

En este sentido, el informe apunta que los alimentos son una de las "principales vías de entrada" al organismo de estos elementos, y aunque, en general, la concentración suele ser baja, en algunos casos, determinados envases o sistemas de procesado de los productos pueden provocar el incremento de la presencia de estas sustancias.

Así, el plomo es uno de los metales que puede estar presente en la dieta a través del consumo de cereales, pescados y mariscos que suelen incorporar cantidades elevadas a causa de la alta presencia de este metal en el agua del mar. También en los pescados y mariscos pueden encontrarse con mayor frecuencia que en otros alimentos el mercurio, el arsénico o el cadmio.

Asimismo, el informe recoge que el pescado es uno de los alimentos que presenta una mayor influencia en los niveles corporales de COPs, compuestos orgánicos persistentes que proceden en su mayoría de plaguicidas y otros compuestos químicos. Diversos estudios constatan que la exposición a estas sustancias es relativamente baja, pero su amplia presencia hace que pueda darse durante largos periodos de tiempo.

Los altos índices de estas sustancias en el organismo pueden contribuir a aumentar el riesgo de alteraciones neurológicas, inmunológicas y neoplásicas, infertilidad, malformaciones congénitas, problemas de desarrollo neuroconductual, diabetes, enfermedad de Alzheimer o Parkinson, síndromes de fatiga crónica o hipersensibilidad crónica.

[ VER INFORME Alimentación, Medio Ambiente y Salud ]

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