Ante este enorme reto los ayuntamientos se enfrentan a una doble disyuntiva. Tratar de presentar una bolsa de proyectos maduros (lo que equivale muchas veces a más de los mismo: básicamente obras pendientes) para llegar a tiempo (o satisfacer las demandas y presiones de las constructoras), o bien tratar de generar proyectos más complejos y adaptados a los nuevos tiempos que nos permitan imprimir un cambio radical en el orden de prioridades. ¡Seamos consecuentes!
A juicio de Ecología y Desarrollo, sería un enorme error apostar de nuevo por la economía del cemento, la ocupación del territorio y el uso intensivo de las energías contaminantes - la economía del pasado -, en lugar de transitar hacia proyectos que estimulen la economía de la sostenibilidad del territorio, el impulso de la eficiencia energética y de las energías renovables, auténticas fuentes generadoras y creadoras netas de empleo - la economía del siglo XXI -.
Según Domènec Martínez, experto en política local e investigador asociado de Ecología y Desarrollo, “hoy más que nunca, los 8.000 millones de euros de inversión pública deben servir para incentivar una economía asociada a los valores de la sostenibilidad y la responsabilidad social, la verdadera economía del futuro. Y en este empeño deben converger los intereses y las prioridades (superando las barreras mentales de las urgencias y el camino fácil) de las administraciones, las empresas y las personas demandantes de empleo.”
Tenemos una gran oportunidad, y también una gran responsabilidad, para que este dinero público se utilice de forma mancomunada e inteligente en la reducción de las emisiones difusas en nuestras ciudades, contribuyendo a un nuevo enfoque de desarrollo local asociado al uso de las tecnologías limpias, ahorradoras, definiendo proyectos socialmente responsables. En definitiva, debemos crear empleo en actividades que no emitan CO2.
Este es el camino emprendido por Obama en su formulación del green new deal, un gran compromiso para recuperar la economía apostando por unas nuevas bases que permitan generar empleos: proyectos de reforestación, limpieza de bosques, implementar sistemas de ahorro energético en edificios públicos y en millones de viviendas, modernización de las redes eléctricas, impulso de las energía solar, eólica y de biomasa, medidas incentivadoras para el uso del transporte público y de los coches híbridos y eléctricos en las ciudades, entre otros.
Una oportunidad, pues, a gran escala, para influir en el cambio de prioridades: invirtamos en la economía del futuro. Un escenario lleno de posibilidades para crear riqueza mediante nuevas iniciativas que aúnen innovación tecnológica con innovación social. Una nueva generación emprendedora pública y privada debe tomar la iniciativa y pasar a la acción.
Desde Ecología y Desarrollo, proponemos tres líneas de acción:
1ª.- Promover proyectos integrales de mejora y rehabilitación de barrios, viviendas y edificios, que permitan el aprovechamiento de miles de personas (muchas de ellas mileuristas) para convertirlos en agentes activos del cambio energético y del ahorro de agua. Auditorias energéticas, planes de eficiencia en viviendas, escuelas, empresas, comercios o edificios públicos; reducción de la intensidad energética; substitución de productos tecnológicos por otros de bajo consumo; promoción de techos solares en polígonos industriales y edificios públicos; proyectos de mejora de la accesibilidad y de la movilidad sostenible y segura en nuestras ciudades.
2º.- Garantizar que en los procedimientos de licitación de estos proyectos ocupe un lugar relevante la generación de empleo. Promover la contratación de personas en situación de desempleo evitando fraudes y rescatando del paro a miles y miles de personas en situación de vulnerabilidad (cargas familiares, determinadas franjas de edad, extinción de la cobertura de desempleo, etc.), introduciendo, desde la administración local, los criterios de responsabilidad social que tan a menudo se invocan pero que no se traducen con mayor coraje en una práctica más habitual. Es una buena oportunidad para pasar de la retórica bienintencionada a la acción.
3º.- Velar por la igualdad de oportunidades en el empleo. Debemos garantizar en la selección de los proyectos y en los procedimientos de licitación, que en la contratación de personas desempleadas, se tendrán en cuenta los porcentajes de mujeres y hombres a emplear de acuerdo con los índices de desempleo (hombre/mujer), y las características sociolaborales de cada territorio. Parece elemental, pero en la práctica las barreras mentales e inerciales a menudo resultan insalvables.
Para que todo esto sea posible, es imprescindible una segunda convocatoria para que los Ayuntamientos puedan presentar nuevos proyectos, de forma que puedan generarse nuevas iniciativas desde la innovación y la sostenibilidad.
FIN DE COMUNICADO
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