En Holanda, los accionistas de Shell se han rebelado esta semana contra las retribuciones de sus consejeros. En EE UU, un país donde los sueldos astronómicos se ven con naturalidad, las primas de los ejecutivos de AIG, rescatada con ingentes cantidades de dinero público, se han convertido en un escándalo nacional. En el Reino Unido, varios activistas apedrearon la casa del ex presidente del Royal Bank of Scotland y destrozaron su Mercedes por la alta pensión que se aseguró pese a dejar al banco al borde de la ruina. Por todo el mundo, en tiempos de crisis, el sueldo de los ejecutivos se ha convertido en materia sensible.