Fuente: Canal Solidario-OneWorld 2007
A finales de marzo, más de treinta organizaciones de la sociedad civil rendían homenaje a Esther Chávez Cano, activista de 72 años destacada por su comprometida lucha en pro de los derechos de las mujeres, y por ser pionera en la denuncia de los casos del feminicidio de Juárez desde 1993. Horas antes de este reconocimiento era hallada muerta otra joven de la comunidad de Hidalgo con el 70% de su cuerpo calcinado.
Era la penúltima víctima del macabro misterio. En abril apareció muerta otra chica y con ella ya son trece la víctimas mortales de Juárez halladas este año. Las cifras desde que se encontró la primera víctima en 1993 son igualmente escalofriantes: 460 crímenes y 600 desapariciones.
Ya son trece las víctimas mortales de Júarez en lo que va de año
Ciudad Juárez está situada en la frontera de México con el Paso, Tejas. Muchos estadounidenses la consideran “la ciudad sin ley”, donde todo está permitido y gozan de fácil acceso a las drogas y a la prostitución. Es un enclave fundamental para la entrada de personas latinoamericanas en los EEUU en busca del sueño americano, y un puente estratégico para uno de los países que mayor cantidad de droga consume en el mundo (EEUU).
Debido a su ubicación geográfica, El Paso se convirtió en los años 60 en un núcleo importante de inversión para la industria maquiladora, y por lo tanto , de desarrollo para el país. Tras la aprobación del Tratado de Libre Comercio en la década de los 80, estas empresas proliferaron desmesuradamente. Se implantaron en la frontera motivadas por dos razones fundamentales: numerosa mano de obra disponible, y bajos salarios que pagar a cambio. La mayoría de sus empleadas son mujeres que no cobran más de 4 o 5 dólares al día, pero que para ellas supone el motor de su independencia económica.
Alrededor de esta ciudad, se extiende misterioso desierto que esconde muchos secretos y ha sido testigo de cientos de desapariciones.
Rastros que se desvanecen
El primer escándalo que saltó a la luz relacionado con las desapariciones fue en los años noventa, cuando se descubrieron ocho cadáveres enterrados en el desierto. En ese momento, el Gobierno le restó importancia tachando a las víctimas de prostitutas. Poco después, a mediados de esta década, se encontraron otros diez cuerpos. En esta ocasión se empezó a hablar de un asesino en serie, y se detuvo a un hombre. Un ingeniero químico egipcio.
Pero, los asesinatos no cesaban. Muchas de las mujeres encontradas se hallaban con las manos atadas y marcas similares en los glúteos. Ante estas circunstancias, comenzaron las sospechas de que se tratase de ritos satánicos, y la población alzó su voz exigiendo respuestas inmediatas.
Se detuvo a otros hombres e incluso en el año 2000 intervino el FBI, pero también no dejó ninguna investigación concluyente tras de sí.
Los crímenes perduran a pesar de las líneas de investigación que se realizan, o más bien por las que no se realizan, y son todavía numerosos los interrogantes que persisten en nuestra cabeza sobre lo que se hace, lo que se omite y la voluntad existente para su resolución.
Entrevista a Norma Vázquez
Norma Vázquez es una feminista comprometida con esta lucha y lleva más de diez años ofreciendo apoyo y asesoramiento a las familias de las víctimas y fomentando campañas de presión internacional para que esta problemática salga de las fronteras mexicanas y no caiga en el olvido.
Algunas investigaciones apuntan a relacionar a las víctimas con las trabajadoras de las maquilas. Teniendo en cuenta que estas fábricas son una de las mayores inversiones económicas del país, será muy complicado indagar en ellas, no?
Exactamente. Cuentan con una protección muy fuerte, hay muchos intereses económicos poderosos detrás que impiden llegar al fondo de la cuestión. Las mujeres que vienen aquí lo hacen solas, así que son doblemente vulnerables. Muchas desapariciones no se denuncian, y si se hacen son muy pocas las que pueden hacer frente económicamente a una lucha larga en el tiempo.
¿Qué pasa con la policía?
Las fuerzas de seguridad de esta ciudad habría que ponerlas entre comillas, porque más que protección lo que dan es miedo. No ha habido búsquedas reales, ni ninguna implicación que merezca la pena. Muchos familiares de las víctimas han denunciado a la misma policía como autora de algunas violaciones y asesinatos. Han destruido, quemado y manipulado numerosas pruebas y contaminado escenas del crimen. El cártel y los narcotraficantes están muy unidos a estos “cuerpos de seguridad”. No es que los unos persigan a los otros, sino que los ayudan. Y así lo han denunciado también investigaciones del FBI y Amnistía Internacional.
La Procuraduría Federal de la República y el Comisionado dicen que están tomando cartas en el asunto. ¿Se ha visto algún cambio?
El gobierno se tuvo que comprometer por la presión internacional a la que estaba sometido, pero hacerlo suponía invertir dinero e hincarle el diente a un hueso muy duro de roer. Realmente no se ha avanzado apenas. Como dice Marcela Alagarde, feminista de la cámara de diputados comprometida con esta lucha, hay diferentes intereses políticos con los que lidiar, además de la competencia y rivalidades existente entre los cuerpos policiales estatales, municipales, y federales. No se ha avanzado en las investigaciones, ni en la prevención.
Si no se puede contar con la policía, ¿qué organismos son los que están luchando?
Lo cierto es que un feminicidio de tal magnitud cuenta con una gran solidaridad. Son numerosas las ONGs y Asociaciones que han denunciado la situación y dado apoyo psicológico y económico a los familiares de las víctimas, a pesar de haber sido amenazadas y presionadas para que abandonen las investigaciones.
UNIFEM se ha reunido con la policía, gobiernos, académicos, prensa, familiares y ha realizado un plan de cuarenta puntos para atacar esta masacre, hay resultados por su parte?
Está en ello. Se pretende aclarar los crímenes y aumentar la seguridad para frenar esta situación, pero la lucha se dificulta con obstáculos policiales, judiciales, gubernamentales...
La violencia contra las mujeres es algo a nivel mundial, se busca justicia, ya que a mayor impunidad mayor número de delitos. Juárez puede ser un hecho dramático y llamativo, pero no excepcional. Es un ejemplo de la violencia contra las mujeres a nivel mundial.
Debemos seguir presionando y haciendo eco de esta triste realidad para que la lucha no decaiga y su aliento sea fortalecido.
Más información:
Nuestras hijas de regreso a casa
'Feminicidios en Ciudad Juárez' en Wikipedia