Más información en http://hdr.undp.org/en/media/hdr_2007_es_prelaunch.pdf
El cambio climático es el desafío decisivo para el desarrollo humano del siglo XXI. No hacerle frente a ese reto supone detener y luego revertir los esfuerzos internacionales dirigidos a reducir la pobreza. Los países más pobres y los ciudadanos más vulnerables padecerán los primeros y los más perjudiciales reveses, aunque sean los que menos han contribuido al problema.
Se prevé que en el futuro, por más rico o poderoso que sea, ningún país quedará protegido ante las consecuencias del calentamiento global.
El Informe sobre desarrollo humano 2007/2008 demuestra que el cambio climático no se trata sólo de un próximo escenario. Un aumento en la exposición a las sequías, las inundaciones y las tormentas ya destruye las oportunidades y refuerza la desigualdad. Por otro lado, existen ahora pruebas científicas contundentes de que el mundo se mueve hacia el punto en que se hace inevitable una catástrofe ecológica irreversible. Un escenario de cambio climático sin cambios señala una tendencia clara: reveses sin precedentes para el desarrollo humano durante nuestras vidas y riesgos severos para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos.
Tenemos aún tiempo para evitar las consecuencias del cambio climático más dañinas, pero se nos acaba ese tiempo: el mundo cuenta con menos de un decenio para cambiar de dirección. Las medidas que se tomen, o se dejen de tomar, en los próximos años pesarán mucho en el rumbo futuro del desarrollo humano. El mundo no carece ni de los recursos financieros ni de las capacidades tecnológicas para actuar. Lo que escasea es una sensación de urgencia, de solidaridad humana y de interés colectivo.
Según plantea el Informe sobre desarrollo humano 2007/2008, el cambio climático nos presenta retos a muchos niveles. En un mundo dividido, pero con una interdependencia ecológica, desafía a todas las personas a reflexionar sobre cómo gestionamos el medio ambiente de la única cosa que todos compartimos: el planeta Tierra. Nos enfrenta para que reflexionemos sobre la justicia social y los derechos humanos en todos los países y para todas las generaciones. Insta a los dirigentes políticos y a las personas en las naciones ricas a reconocer su responsabilidad histórica por el problema y a iniciar reducciones drásticas e inmediatas en las emisiones de gases de efecto invernadero. Sobre todo, insta a la comunidad humana en su totalidad a emprender una acción pronta y firme en base a los valores compartidos y una visión común.