Gerd Leipold, oceanógrafo alemán de 54 años, lleva ocho años al frente de la dirección internacional de Greenpeace y media vida trabajando para la organización del arco iris. Su lucha contra la energía nuclear no es nueva. Ya en 1983, protagonizó una sonada acción en la que voló en un globo desde el oeste al este de Berlín, entonces una ciudad dividida por un muro, para protestar contra los ensayos con armas nucleares. Ayer visitó España para apoyar el cierre de la central nuclear de Garoña (Burgos), cuyo destino se decide este viernes y aprovechó para exigir un nuevo compromiso político con el planeta.